jueves, 17 de septiembre de 2015

cualidades y potencialidades del se humano, imagen de Dios

cualidades y potencialidades del ser humano, imagen de Dios

1. CONCEPCIÓN BÍBLICA DEL HOMBRE

La Escritura no posee una antropología  elaborada. No pretende en modo alguno hacer ciencia  sobre el hombre o sobre Dios. Es más bien el testimonio histórico de la relaciones  de los hombres con Dios. Sin embargo, en medio de esa historia  de búsqueda  afanosa de lo divino, se nos muestra diferentes rasgos antropológicos  que queremos remarcar. Evidentemente que el enfoque central desde el que mira la Biblia, es el religioso. Si la definición del hombre  por la filosofía era: animal racional, la de la Biblia es Imagen de Dios. Pero ligadas a esa característica fundamental del hombre aparecen otras que son también de interés para el hombre actual.

En primer lugar, hemos de señalar  que en la concepción bíblica nos encontramos  con una imagen unitaria del hombre. No se ha desarrollado el dualismo  que separa lo semántico de los psíquico, el cuerpo del alma. Más bien se concibe  al hombre como una unidad. Alma, carne, corazón, espíritu no significa partes componentes del hombre, sino aspectos diversos de la única realidad. El A.T.  no utiliza la palabra cuerpo, sino carne . Y su significación es  la del hombre entero, en su dimensión caduca y contingente, expuesta a la muerte, como las hierbas del campo. Expresa también  la condición de la humanidad entera, unida en una suerte común. Más que principio  de individuación  que separa de los demás en la trama común  que une a todos. Por eso se habla con frecuencia  de “toda carne” para expresar el conjunto de la humanidad. La unión que se realiza en la sexualidad llega a la formación  de una sola carne (Gén. 2,24). De esta manera el ser la carne el hombre mismo en su contingencia, no sufre este proceso  de desestimación  corriente en otras culturas. La carne es siempre objeto de estima, como don que proviene de Dios. Y de hecho, se nos presenta  muchas veces  la carne como sujeto de actos espirituales  de amor, conocimiento y deseo de Dios.
De la misma manera el alma deja de ser un componente  del cuerpo, para ser el hombre mismo, para ser el hombre mismo, bajo un nuevo aspecto, el de ser viviente y activo. No es pues,  extraño que en algunos casos sean prácticamente  equivalentes carne y alma. En un principio el alma era  la garganta  de la que brota la respiración  propia de los vivientes. Frecuentemente se la relaciona con la sangre, donde se piensa  hallar el principio de la vida. De ahí que en nuestros textos, el alma venga a significar  la vida misma, en contraposición a las propiedades  o cosas.  Y sus actos son a la vez vitales  y espirituales. El alma significa en muchos pasajes lo que en nuestro moderno idioma  designamos  como el YO.

En la concepción bíblica  y cristiana el alma humana  empieza a existir  para unirse al cuerpo y sobrevive al cuerpo muerto sin perder  su relación con él.. Y siempre  conserva una exigencia natural  para “reincorporarse” y reintegrar su ser personal, lo que ocurre en la resurrección.

 2. EL HOMBRE
Realidad corporal… y más
-       Desde su aparición sobre la tierra, el hombre no se distingue prácticamente de la creación que lo ha presidido, ni por su cuerpo, ni por sus músculos, ni por su cuerpo erguido, ni por su cerebro voluminoso.
-       La originalidad del hombre  no proviene de su cuerpo sino de su espíritu y del universo nuevo que va a abrirse con él.: el universo del pensamiento. El pensamiento se evade  de las fronteras del cuerpo, comprende lo que no se ve, lo que no se toca, lo que no se pesa.
-       El hombre está en la frontera del cuerpo y del espíritu o más exactamente, él mismo es esa frontera. El hombre es consciente de sí mismo; capaz de descubrir los secretos y las maravillas de la Creación, apoderarse de la naturaleza con la fuerza misteriosa de su inteligencia.
-       El hombre por la potencia de  su espíritu, que es luminosidad del conocer, energía de voluntad para realizar, y  libertad para  escoger su camino, es capaz de progreso y avance, y de hecho ha creado culturas y civilizaciones.

Abierto a lo bello
-       La mente del hombre es capaz de captar la belleza, sentirla de modo impresionante y volverla expresar en moldes humanos. La literatura, el arte, el cine, son  mundos subyugantes creados por la imaginación humana que nunca cesa  de crear y entrelazar en un mundo práctico las imágenes y los sueños de su mundo interior.
Al amor
-       La experiencia más honda del espíritu humano es el amor. Esa fuerza misteriosa que brota de la raíz misma  del ser y lo lleva a unirse vital y afectivamente con otro o con otros… El hombre no es un ser solitarios. Es un ser esencialmente social que se realiza precisamente  en el encuentro con otro.
Con sed de perseverancia,
-       Es la muerte, la que pone al hombre  ante la pregunta  última sobre sí mismo,  que es la pregunta sobre su futuro. Si el hombre vive, en cuanto aspira  y proyecta, ¿qué sentido tiene una vida que inevitablemente  ha de acabar  en el naufragio de sus aspiraciones  y proyectos? Precisamente en  este hundirse definitivo de la existencia  del hombre en el mundo, la muerte revela el núcleo íntimo del ser humano como anhelo  irreprimible de pervivir, la aspiración a ser siempre él mismo, a perdurar. La nada, como etapa final de la existencia privaría totalmente de sentido a la existencia misma. Es por eso que la muerte  pone al descubierto el más hondo nivel de su  espíritu, en el que anida su incontenible  deseo de existir  sin límite. El hombre es inmortal, no solo por su naturaleza, sino que tiende  a la inmortalidad, desde las profundidades de su ser.

Dueño de su destino
-       El hombre es un ser que no está hecho sino que va  haciendo a sí mismo en el desarrollo de su vida. Y es capaz de imprimirle un sentido y orientarla desde dentro.
-       Ese es el mismo de la libertad que hace a cada hombre una persona irrepetible, responsable de su propio destino. Es la libertad la que hace al hombre  un ser moral, capaz de obrar rectamente o injustamente.
-       A diferencia de las otras criaturas, el hombre es capaz de rechazar el amor de Dios y escoger el mal y el desorden que se deriva de ese rechazo. Toda la vida humana se presenta como lucha dramática entre el bien y el mal. Pero, a diferencia de los animales, el hombre se siente responsable del mal que hace, y se arrepiente.

Proyectada al absoluto
-       Por otra parte, hay en el hombre una tendencia irresistible, una sed de absoluto y de plenitud, un anhelo de totalidad que se expresa en su deseo y búsqueda de la verdad, la belleza, el bien absoluto.
-       Es la dimensión religiosa del hombre, que lo caracteriza como un ser en apertura al infinito.

3. DIMENSIÓN RELIGIOSA DEL HOMBRE
La presencia de Dios  es el corazón
Se ha designado a esta dimensión  como la presencia de Dios  en el corazón. A  veces se da una imagen  pobre de Dios  como si fuera  un Señor que desde el exterior nos da órdenes o mandatos. Pero la realidad es que  Dios  está en lo más profundo del ser humano y se le manifiesta al hombre como la apertura hacia lo infinito, que le arrastra incesantemente hacia la superación constante, hacia la universalización total.

Dios no es algo alejado de la vida real de los hombres. Dios está dentro de todos ellos y es Él quien  puede anunciarlos en la meta definitiva. Es Dios el que agrada con su presencia la estrechez del corazón humano y lo lanza al amor universal.

La venida de Dios  al hombre
Pero la presencia de Dios  en el hombre no hay que entenderla  como se manifiesta a partir del hombre. Es la venida continua y personal de Dios que nos sale al encuentro y nos invita al amor. Como la realización del hombre no es solitaria, sino en el encuentro con otra persona, así el encuentro del hombre  con su destino se realiza en el encuentro personal de Dios que le sale al paso y lo transforma con su presencia creadora.
En el encuentro con ese Tú universal es donde el hombre se descubre y se recrea. Un encuentro que no es la mera  creación de Dios  que llama sin cesar a todos los seres  a perseverar en su realidad, sino la comunicación  viva y personal de ese Dios que hace al hombre semejante a  Dios mismo.

Esta nueva dimensión es la que el Evangelio designa como gracia o don. Es decir, el don misterioso que es Dios mismo comunicado al hombre, para divinizarlo  y llenarlo de su fuerza  amorosa que da la verdadera vida. Se trata de la más profunda y enriquecedora de todas las dimensiones humanas.

Esta nueva dimensión es la que el Evangelio designa como gracia o don. Es decir una relación  íntima con Dios, sino que tiene sus consecuencias  dinámicas en toda la existencia. Pues es en ese contacto con el Creador y con el Destino del hombre donde este llega a la plenitud con la que puede actuar y dinamizar el mundo. Es eses encuentro el que vivifica el encuentro de los hombres entre sí y la búsqueda del pleno ideal del amor, de la paz y la justicia a dimensión universal.

4. Las cualidades de la persona humana
La persona humana tiene cuatro cualidades que Dios le ha dado y que lo hacen semejante a Él y superior al resto de las criaturas:
INTELIGENCIA Capacidad para buscar la verdad, para conocer, aprender y entender.
VOLUNTAD Capacidad para buscar el bien o algo bueno.
LIBERTAD Capacidad para decidir escogiendo el bien mejor a alcanzar.
CAPACIDAD DE AMAR Capacidad de darse uno mismo a los demás, sin esperar recompensa.

* Inteligencia.
La inteligencia es la capacidad que tiene el hombre para pensar, para buscar y hallar la verdad a través de la mente y la razón.
Gracias a esta capacidad, el hombre puede entender y aprender, imaginar y memorizar, puede hacer grandes descubrimientos e inventar cosas maravillosas, puede mejorar el mundo, pero lo más importante es que, gracias a su inteligencia, el hombre puede llegar a conocer la verdad.
Conocer la verdad significa que aquello que pensamos coincide con lo que realmente es, o sucede.
Por ejemplo: Si vemos un burro y pensamos: "aquello que veo es un burro", estamos en la verdad. Pero si somos medio miopes y, viendo un burro, pensamos que lo que vemos es un caballo, entonces nuestra miopía engaña a nuestra inteligencia y la aleja de la verdad.
La verdad de si era burro o caballo, puede ser intrascendente en nuestra vida (a nadie van a matar por confundir un burro por un caballo), pero hay verdades que son muy importantes de conocer porque afectan a toda nuestra vida. Son las verdades que llamamos "trascendentes" y que responden a las preguntas: ¿Por qué estoy vivo? ¿Quién me dio la vida? ¿Por qué me la dio? ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué voy a morir si deseo vivir? ¿Por qué existe el mal en el mundo? ¿Por qué existe el sufrimiento, si yo quiero ser feliz?
La inteligencia nos hace capaces de conocer estas verdades trascendentes, pero sólo las descubriremos si empleamos tiempo y nuestra inteligencia en ello: pensando, estudiando, preguntando. En cambio, si nos pasamos la vida pensando en si fue burro o caballo lo que vimos, no descubriremos nada que sea trascendente para nuestra vida.

* Voluntad.
El hombre no sólo piensa, sino también "quiere". Es decir, el hombre busca aquello que le atrae. La voluntad es la capacidad que tiene el hombre para "moverse" hacia un bien que desea.
La voluntad busca siempre un bien que ha sido pensado y prestando a ella anteriormente por la inteligencia. La voluntad se mueve para alcanzar la felicidad que la inteligencia piensa que le dará tener el bien deseado.
Y así como hay verdades y Verdades, también hay quereres y Quereres: el "querer comer un chocolate en este momento" es un querer intrascendente, pero el "Querer ser feliz eternamente", es un querer que puede afectar todos nuestros pensamientos y acciones.

* Libertad.
La libertad es la capacidad que tiene el hombre para actuar o no actuar, para hacer eso o aquello, de acuerdo con su inteligencia y voluntad.
Es la capacidad que tiene el hombre para escoger, para decidir entre dos o más bienes.
Al ser el hombre libre, se convierte en responsable de sus acciones; es decir, él tiene que responder por lo que hace o dice y se le pueden pedir cuentas de lo que hace o dice. A un animal no se le puede exigir lo mismo. Un lobo, por ejemplo, no se da cuenta de lo que hace cuando mata una oveja, simplemente tiene hambre y actúa. En cambio, el hombre puede tener hambre y escoger libremente comer o no comer.
Y volvemos a lo mismo... Así como hay verdades y Verdades, y así como hay quereres y Quereres, también hay decisiones y Decisiones...
Por ejemplo: No me afectará en nada si decidí libremente ponerme la camisa blanca en lugar de la azul para venir a esta reunión, pero puedo "dar al traste" toda mi vida si decido libremente casarme con la persona equivocada y puedo estropear toda mi eternidad si decido libremente buscar el mal en lugar del bien...
Una decisión importante tomada "sin pensar", "al aventón", al "a ver qué sale", nos puede acarrear muchos problemas en esta vida y en la futura. Una decisión importante necesita que se piense bien y que sea revisado lo que la voluntad quiere.
Podemos hablar de tres áreas en las que actúa la libertad del hombre:
a) Libertad física o de movimiento. Es la libertad para moverse de un lugar a otro. Te puedes cambiar de silla, levantarte e ir y venir por todo el salón, puedes rascarte la cabeza o mantener cruzados los brazos. No hay nada ni nadie que te lo impida. Tienes libertad física.
b) Libertad de acción. Es la libertad de querer o elegir cualquier cosa o acto. Puedes, saliendo de aquí, decidir comprarte un dulce, o puedes ahorrar ese dinero para los útiles de la escuela. Puedes despedirte de nosotros o salir en silencio.
c) Libertad moral. Es la que elige entre el bien y el mal.
Por ejemplo: Decidí no tomar más alcohol porque quiero dejar de sentirme mal y de hacer daño a mi familia.
Pero la libertad no es "hacer lo que uno quiera", porque existen leyes (naturales y humanas) que deben respetarse para poder vivir en paz con nosotros mismos y con todos los demás.
Imagínense qué sucedería si tratáramos de no respetar la ley natural de la gravedad (que es la que hace que se caigan los objetos), y decidiéramos lanzarnos desde un quinto piso...¡Moriríamos estrellados contra el suelo!
De la misma manera, imagínense que no quisiéramos obedecer las leyes humanas del respeto a la propiedad privada... Yo, por lo pronto, agarraría la pluma de este señor y me quedaría con la camisa de este otro y con los zapatos de aquél, "porque me gustaron". La vida en comunidad sería un desastre!
Por lo tanto, aunque seamos libres, totalmente libres, esto no nos da el derecho de hacer cuanto nos venga en gana.

El Papa Juan Pablo II, en su "Mensaje a los Universitarios" que pronuncio en México en enero de 1979, exhortó a todos los jóvenes del mundo: "Hagan buen uso de su libertad, para que con base en la verdad, puedan lograr realmente cosas buenas".

Relaciones entre las facultades de la persona humana:
La inteligencia, la voluntad y la libertad actúan siempre juntas:
- La inteligencia hace que el hombre descubra un bien (algo bueno o que parece bueno).
- La voluntad mueve al hombre para que busque y consiga ese bien descubierto por la inteligencia.
- La libertad le permite al hombre decidir si se mueve o no se mueve con su voluntad para alcanzar el bien que ha descubierto la inteligencia, pues hay que tener presente que la voluntad del ser humano, como el libre, puede elegir actuar en contra de algunos datos ofrecidos por la inteligencia. Así, por ejemplo ¿no hemos bebido agua alguna vez sin la seguridad de que sea potable al estar presionados por una fuerte sed? Ó ¿no hemos renunciado a un dinero que nos atraía para fines razonables para dárselo a quien lo necesitaba?

Aclaremos la actuación conjunta de esas tres facultades:
Imaginemos que un muchacho, paseando por la calle, ve a una muchacha muy hermosa. La observa y descubre que parece una chica simpática y decente.
La inteligencia descubre un bien. Al descubrir, a esa joven como posible bien siente deseos de conocerla mejor.
La voluntad quiere conseguir ese bien. Duda un momento, pero al final se acerca a ella y la invita a tomar un helado.
La libertad decide alcanzar ese bien.
Hablando de decisiones importantes…
¿Sabes cuál es uno de los actos libres más bellos e importantes que se ha dado en la Historia de la humanidad? El "sí" de la Virgen María, el "sí" con el que aceptó ser la Madre de Cristo y, por lo tanto, colaborar en la salvación de todos los hombres.
Dios siempre ha respetado la voluntad libre de la persona humana. La Virgen María hubiera podido decir que "no" aceptaba y rechazar así ser la Madre de nuestro Salvador y... ¡¡¡Jesucristo no hubiera nacido!!!
* Capacidad de amar.
Algo más que nos hace diferentes y superiores al resto de los seres la Creación (animales, aves, etc.) es nuestra capacidad de amar que es debido a nuestra libertad, pues una criatura que no es libre no puede amar, ni pecar (que es falta de amor).
La capacidad de amar es la capacidad inteligente, voluntaria y libre de darse uno mismo al prójimo, de entregarse totalmente a los demás sin poner condiciones.
Los animales no pueden amar; sólo se da en ellos la atracción sexual, pero ésta no es amor.
El amor del ser humano puede ser de diferentes tipos: filial (a los padres y a Dios), fraternal (a los amigos o hermanos), esponsal (al cónyuge) o humanitario (a todos los hombres). Cada uno de estos amores tiene diferentes manifestaciones, pero se caracterizan todos por la entrega total y desinteresada de la persona al otro.
El amor no es un sentimiento, sino un acto de la inteligencia, de la voluntad y de la libertad. No se ama porque se siente amor hacia una persona, sino que se ama porque se quiere amar a esa persona.

Amar es desear para el amado lo mejor de todo, no para tu satisfacción personal sino para la de él y ayudarle a conseguirlo. Aquí no cabe el egoísmo sino sólo la generosidad. Amar, pues, es darse al otro sin esperar nada a cambio.
Tomemos como ejemplo el amor de Dios por nosotros: Él se entrega todo por nosotros en cada momento. Nos da la vida, la Creación maravillosa, su vida divina en los sacramentos, hasta a su propio Hijo nos lo entregó por amor. Y no tiene por qué hacerlo, Él es perfecto, infinito, omnipotente... ¿Qué interés puede tener para ti su amor por mí, por cada uno?
Él ama a todos con igual amor. Si alguno de ustedes se siente poco amado por Dios, el problema no está en Dios sino en el. El amor de Dios es como la luz del sol. El sol brilla siempre, pero si yo me volteo de espaldas o cierro la persiana, no entra la luz del sol, pero por mi culpa, no por la del sol (corro la cortina), que siga brillando.

¿Aún hay más?
La persona humana tiene muchas características más, pero hemos examinado las que le permiten que sea el ser más importante de la Creación y, por lo tanto, muy diferente de los demás seres vivos.

5. la persona humana:
Es un ser, creado por Dios; creado Varón y mujer, con características especiales cada quien.
Es unión de cuerpo y alma. Su cuerpo es mortal y su alma es inmortal, porque es espiritual.
Todos tenemos igual dignidad de persona humana. Pero cada persona es única e irrepetible, con cualidades que Dios le da para que los haga crecer, con inteligencia para conocer el bien, con voluntad para querer alcanzar ese bien, con libertad para escoger alcanzarlo y  con capacidad de amar para darse a sí misma a los demás.
¡Somos realmente algo muy bueno que Dios creó!

Es individual.
Fernando Bastos en su enciclopedia sobre la Doctrina Social de la Iglesia dice al respecto; Persona Humana: del latín persona. Es el individuo de naturaleza racional, portador de potencialidades que se desarrollan a través de la vida, en el seno de la familia y de la comunidad. Como individuo, la persona humana presenta dos características fundamentales:
l) Es distinta de todos los otros miembros de la especie humana, es decir, aunque participe de la misma naturaleza, constituye una totalidad en sí.
2) Es una unidad, que no puede dividirse sin perecer. Se compone de alma y cuerpo, espíritu y materia, que en ella forman una unidad sustancial, cuya ruptura es la muerte.

Es social.
La persona es constitutivamente un ser social, porque así la ha querido Dios que la ha creado. La naturaleza del hombre se manifiesta, en efecto, como naturaleza de un ser que responde a sus propias necesidades sobre la base de una subjetividad relacional, es decir, como un ser libre y responsable, que reconoce la necesidad de integrarse y de colaborar con sus semejantes y que es capaz de comunión con ellos en el orden del conocimiento y del amor: « Una sociedad es un conjunto de personas ligadas de manera orgánica por un principio de unidad que supera a cada una de ellas. Asamblea a la vez visible y espiritual, una sociedad perdura en el tiempo: recoge el pasado y prepara el porvenir ».

El hombre como un ser consciente, racional, libre, y social, sólo en la compañía de sus semejantes encuentra las condiciones necesarias para el desarrollo de su conciencia, racionalidad y libertad, características que lo distinguen de los otros animales. Y precisamente por ser consciente, racional y libre, el hombre posee derechos inalienables y deberes morales, mientras el animal sólo tiene instintos y hábitos. De ese conjunto de condiciones que caracterizan a la persona humana: ser consciente, racional y libre, y por lo tanto social, sujeto de derechos y deberes, resulta la misma dignidad absoluta y la misma igualdad esencial para todos los hombres, independientemente de su color, situación socioeconómica, religión o cultura

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