jueves, 10 de septiembre de 2015

EL TRABAJO Y LA REALIZACIÓN DEL HOMBRE -- LA SANTIDAD

EL TRABAJO Y LA REALIZACIÓN DEL HOMBRE

El hombre ha sido creado para trabajar
1. “El trabajo humano procede directamente de personas creadas a imagen de Dios y llamadas a prolongar, unidas y para mutuo beneficio, la obra de la creación, dominando la tierra. El trabajo es, por tanto, un deber: "Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma”. El trabajo honra los dones del Creador y los talentos recibidos. Puede ser también redentor. Soportando el peso del trabajo, en unión con Jesús, el carpintero de Nazaret y el crucificado del Calvario, el hombre colabora en cierta manera con el Hijo de Dios en su obra redentora. Se muestra como discípulo de Cristo llevando la Cruz cada día, en la actividad que está llamado a realizar. El trabajo puede ser un medio de santificación y de animación de las realidades terrenas en el espíritu de Cristo.”
2. “En el trabajo, la persona ejerce y aplica una parte de las capacidades inscritas en su naturaleza. El valor primordial del trabajo pertenece al hombre mismo, que es su autor y su destinatario. El trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo.”[10]
La Biblia (Gén. 1,28) registra la vida de un pueblo trabajador por excelencia. Desde la perspectiva teológica el trabajo es un quehacer creativo con el propósito de obtener el beneficio necesario, tanto en lo personal como en lo familiar. Dios mismo realiza un trabajo creativo en todo lo que significa la creación (Gén. 1:1ss). Más aún, el primer mandato a Adán y Eva es trabajar (Gén. 1:28) en armonía con la creación. Es el Dios Creador quien hace copartícipe al ser humano de su obra creadora para que esta perdure por siempre. En el Nuevo Testamento el trabajo también adquiere importancia. Jesús mismo trabajó por reino de los cielos. Los apóstoles y demás discípulos también siguen esta línea del quehacer creador; es decir el trabajo.


El trabajo en sí no es una maldición, tal como se interpreta en Gén. 3:17-19, sino que es una tarea creadora. Lamentablemente, después de la caída de Adán y Eva, el trabajo será en adelante con dolor. En el proceso del trabajar seis días, el descanso es un día de reposo, con el fin de reponer fuerzas y reservado para Dios. Él lo bendijo y lo santificó (Gén. 2:1-3). Dios mismo después de trabajar arduamente en el proceso de la Creación, descansó en el séptimo día. Dios nos ha dado a cada de nosotros esa capacidad creadora para obtener algún beneficio del mismo, de modo, que todos debemos tener esas oportunidad de generar el beneficio necesario para nuestro propio bien y el de nuestra familia. Nada cae del cielo, todo se logra en base de esfuerzo creativo. Esa capacidad creadora es al final de cuentas una gran bendición de nuestro Creador. Sin embargo, hay un día que es nuestra ofrenda a Dios y en ese día debemos alabarlo y rendirle culto. Lamentablemente este último aspecto ha sido obviado por el ser humano en los días de hoy.
Jesús entre sus muchas acciones, alaba al hombre laborioso y lamenta la desocupación (Mateo 20:1-16). Más adelante, el apóstol Pablo hace una exhortación de trabajar y no ser perezoso (Romanos 12:11). Por otro lado, Jesús enfatiza que el obrero es digno de su salario (Lucas 10:7). Es decir, todo trabajo debe ser recompensado, ya que de ese quehacer creador depende su bienestar y el de su familia. No nos debe sorprender el rol de artesano -carpintero, que Jesús asumió para sostener a su familia. Los discípulos de Jesús eran también artesanos y desde sus trabajos fueron llamados para trabajar en el reino de Dios. Vemos también como Pablo quien era un artesano -constructor de carpas, se ganaba su salario con la obra creadora de sus manos.


EL HOMBRE LLAMADO A LA SANTIDAD
¿QUE SIGNIFICA LA PALABRA SANTIDAD?
U  Santo: significa APARTADO, SEPARADO, LIBRE DE CULPA Y EN PAZ.
U  Santidad: Es la actitud de permanecer en ese estado, de separación, apartado del pecado y por tanto es estar consagrado a Dios y nuestra conducta debe ser de acuerdo a este principio es decir, separado de las concupiscencias del mundo y del pecado
U  Santificación: Es buscar diariamente la santidad en nuestra vida de peregrinaje.

“Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad”.
Todos estamos llamados a la santidad: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.[1] Si queremos corresponder a la llamada universal a la santidad, debemos poner empeño en ser piadosos, con un plan concreto de oraciones y devociones que nos llevará, sin darnos cuenta, a tener una vida contemplativa.
àBuscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al SEÑOR” (Hebreos 12:14)
La conducta santa destacará nuestro testimonio, mientras que la conducta mundana lo minará. “Vosotros sois la luz del mundo … Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro PADRE que está en los cielos … ” (Mateo 5:14-16)
“Los laicos, entregados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, están maravillosamente llamados y preparados para producir siempre los frutos más abundantes del Espíritu.

Vida de Oración
Conviene orar en todo tiempo y no desfallecer
1. “Si Dios es para nosotros vida, no debe extrañarnos que nuestra existencia de cristianos haya de estar entretejida en oración. Pero no penséis que la oración es un acto que se cumple y luego se abandona.
2. “Aprendemos a orar en ciertos momentos escuchando la palabra del Señor y participando en su Misterio Pascual; pero, en todo tiempo, en los acontecimientos de cada día, su Espíritu se nos ofrece para que brote la oración.

Vida de sacrificio
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame
1. “El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual. El progreso espiritual implica la lucha y la mortificación, que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las bienaventuranzas:
2. “Oigamos al Señor, que nos dice: quien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho, y quien es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho.
CONCLUSIÓN
Podemos definir entonces que la santidad es estar apartado y separado para Dios en consagración y una vida dedicada a el. Debemos cada día separarnos del pecado de la  carne, de Satanás, siendo además un requisito fundamental en nuestra conducta de vida como cristianos hasta el día de nuestra muerte física (si Dios lo determina así).


El estar en este camino de santificación, nos llevara a una vida exitosa, con bendiciones y honra de parte Dios como premio a su obediencia cumpliendo así su voluntad “nuestra santificación” siendo además de esta manera el medio por el cual un día veremos a nuestro señor Jesucristo.

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