lunes, 28 de septiembre de 2015

SANTA ISABEL

Santa Isabel de Hungría
Viuda, religiosa.

Isabel, palabra de origen hebreo que significa: "consagrada a Dios"
Fiesta: 17 de noviembre

PATRONA DE LA I.E.E.C. "SANTA ISABEL"
En breve: Hija de Andrés, rey de Hungría, nació el año 1207; siendo aún niña, fue dada en matrimonio a Luis, landgrave de Turingia, del que tuvo tres hijos. Vivía entregada a la meditación de las cosas celestiales y, después de la muerte de su esposo, abrazó la pobreza y erigió un hospital en el que ella misma servía a los enfermos. Murió en Marburgo el año 1231.
La vida de Santa Isabel ha sido embelesada por sus hagiógrafos con numerosos cuentos que han llegado a conocerse como la "Leyenda Dorada". Sin embargo los datos fundamentales son históricos y revelan la gran caridad de la santa.
DIETRICH de Apolda refiere en la biografía de esta santa que, una noche del verano de 1207, Klingsohr de Transilvania anunció a Herman de Turingia, que el rey Andrés II de Hungría, primo del emperador de Alemania, acababa de tener una hija que había de distinguirse por su santidad y contraería matrimonio con el hijo de Herman. En efecto, esa misma noche, Andrés II y su esposa, Gertrudis de Andech-Meran, tuvieron una hijita que nació en Presburgo (Bratislava) o en Saros-Patak. El matrimonio profetizado por Klingsohr ofrecía grandes ventajas políticas, por lo cual, la recién nacida Isabel fue prometida en matrimonio al hijo mayor de Herman. Cuando la niña tenía unos cuatro años, sus padres la enviaron al castillo de Wartburg, cerca de Eisenach, para que se educase en la corte de Turingia con su futuro esposo. Durante su juventud, Isabel hubo de soportar la hostilidad de algunos miembros de la corte que no apreciaban su bondad; pero en cambio, el joven Luis se enamoró cada vez más de ella. Se cuenta que siempre que Luis pasaba por una ciudad compraba un regalo para su prometida. "Cuando se acercaba el momento de la llegada de Luis, Isabel salía a su encuentro; el joven le daba el brazo amorosamente y le entregaba el regalo que le había traído".  El era un buen rey que tomó por lema  "Piedad, Pureza, Justicia".
En 1221, cuando Luis tenía veintiún años y había heredado ya de su padre la dignidad de landgrave e Isabel tenía catorce, se celebró el matrimonio, a pesar de que algunos habían aconsejado a Luis que hiciese volver a Isabel a Hungría, pues la unión no les convenía. El joven declaró que estaba dispuesto a perder una montaña de oro antes que la mano de Isabel. Según los cronistas, Isabel era hermosa, elegante, morena, seria, modesta, bondadosa en sus palabras, fervorosa en la oración, muy generosa con los pobres y llena siempre de bondad y de amor divino". Se dice también que era modesta, prudente, paciente y leal. Su pueblo la amaba.
El día de su boda, la joven Duquesa no quiso ir a la iglesia adornada con los preciosos collares de su rango: "¿Cómo podría -dijo cándidamente- llevar una corona tan preciosa ante un Rey coronado de espinas?".
La vida de matrimonio de la santa sólo duró seis años que fueron calificados por un escritor inglés de "idilio de arrebatado amor, de ardor místico, de felicidad casi infantil, como rara vez se encuentra en las novelas que se leen ni en la experiencia humana".  La joven reina descubrió profundamente el sentido del sacramento del matrimonio que está en poner a Dios primero de manera que el amor conyugal se nutra de Cristo y manifieste a Cristo.  "Si yo amo tanto a una criatura mortal - le confiaba la joven reina a su amiga Isentrude-, ¿cómo no debería amar al Señor inmortal, dueño de mi alma?".
Dios concedió tres hijos a la pareja: A los quince años, en el año 1222, Isabel tuvo a su primogénito, Herman quien murió a los diecinueve años.  A los 17 años de edad, Isabel tuvo una niña (Sofía) y a los 20 otra niña que nació tres semanas después de haber perdido a su esposo, quien muriera en una cruzada a la que se había unido con entusiasmo juvenil. Sofía, que fue más tarde duquesa de Brabante y la Beata Gertrudis de Aldenburg. A diferencia de otros esposos de santas, Luis no puso obstáculo alguno a las obras de caridad de Isabel, a su vida sencilla y mortificada, ni a sus largas oraciones. Una de las damas de compañía de Isabel escribió: "Mi señora se levanta a orar por la noche y mi señor la tiene por la mano, como si temiera que eso le haga daño y le suplica que no abuse de sus fuerzas y que vuelva a descansar.
La liberalidad de Isabel era tan grande, que en algunas ocasiones provocó graves críticas. En 1225, el hambre se dejó sentir en aquella región de Alemania, y la santa acabó con todo su dinero y con el grano que había almacenado en su casa para socorrer a los más necesitados. El landgrave estaba entonces ausente. Cuando volvió, algunos de sus empleados se quejaron de la liberalidad de Santa Isabel. Luis preguntó si su esposa había vendido alguno de sus dominios y ellos le respondieron que no. Entonces el landgrave declaró: "Sus liberalidades atraerán sobre nosotros la misericordia divina. Nada nos faltará mientras le permitamos socorrer así a los pobres".
El castillo de Wartburg se levantaba sobre una colina muy empinada, a la que no podían subir los inválidos. (La colina se llamaba "Rompe-rodillas"). Así pues, Santa Isabel construyó un hospital al pie del monte, y solía ir allá a dar de comer a los inválidos con sus propias manos, a hacerles la cama y a asistirlos en medio de los calores más abrumadores del verano. Además acostumbraba pagar la educación de los niños pobres, especialmente de los huérfanos. Fundó también otro hospital en el que se atendía a veintiocho personas y, diariamente alimentaba a novecientos pobres en su castillo, sin contar a los que ayudaba en otras partes de sus dominios. Por lo tanto, puede decirse con verdad que sus bienes eran el patrimonio de los pobres. Sin embargo, la caridad de la santa no era indiscreta. Por ejemplo, en vez de favorecer la ociosidad entre los que podían trabajar, les procuraba tareas adaptadas a sus fuerzas y habilidades.
Por entonces se predicó en Europa una nueva cruzada, y Luis de Turingia tomó el manto marcado con la cruz. El día de San Juan Bautista, se separó de Santa Isabel y fue a reunirse con el emperador Federico II en Apulia. El 11 de septiembre de ese mismo año murió en Otranto, víctima de la peste. La noticia no llegó a Alemania sino hasta el mes de octubre, cuando acababa de nacer su segunda hija. La suegra de Santa Isabel, para darle la funesta noticia en forma menos violenta, le habló vagamente de "lo que había acontecido" a su esposo y de "la voluntad de Dios". La santa entendió mal y dijo: "Si está preso, con la ayuda de Dios y de nuestros amigos conseguiremos ponerlo en libertad". Cuando le explicaron que no estaba preso sino que había muerto, la santa exclamó: "El mundo y cuanto había de alegre en el mundo está muerto para mí".
Lo que sucedió después es bastante oscuro. Según el testimonio de Isentrudis, una de sus damas de compañía, Enrique, el cuñado de Santa Isabel, que era el tutor de su único hijo, echó fuera del castillo a la santa, a sus hijos y a dos criados, para apoderarse del gobierno. Se cuentan muchos detalles de la forma degradante en que la santa fue tratada, hasta que su tía Matilde, abadesa de Kitzingen, la sacó de Eisenach. Unos afirman que fue despojada de su casa de Marburgo de Hesse, y otros que abandonó voluntariamente el castillo de Wartburg. Desde Kitzingen fue a visitar a su tío Eckemberto, obispo de Bamberga, quien puso a su disposición su castillo de Pottenstein. La santa se trasladó allá con su hijo Herman y su hijita de brazos, dejando a Sofía al cuidado de las religiosas de Kitzingen. Eckemberto, movido por la ambición, proyectaba un nuevo matrimonio, pero Santa Isabel se negó absolutamente, pues antes de la partida de su esposo a la Cruzada se habían prometido mutuamente no volver a casarse. A principios de 1228, se trasladó el cadáver de Luis a Alemania para sepultarlo en la iglesia abacial de Reinhardsbrunn.  Los parientes de Santa Isabel le proporcionaron lo necesario para vivir. El viernes Santo de ese año, la viuda renunció formalmente al mundo en la iglesia de los franciscanos de Eisenach. Más tarde, tomó el hábito de la Tercera Orden de San Francisco.
Los frailes menores habían inculcado a Santa Isabel un espíritu de pobreza que en sus años de Langravina no podía practicar plenamente. Ahora, sus hijos tenían todo lo necesario y la santa se vio obligada a abandonar Marburgo y a vivir en Wehrda, en una cabaña, a orillas del río Lahn. Más tarde, construyó una casita en las afueras de Marburgo y ahí fundó una especie de hospital para los enfermos, los ancianos y los pobres y se consagró enteramente a su servicio.
En sacerdote Maese Conrado de Marburgo tuvo gran influencia sobre la santa. Dicho sacerdote había sustituido, desde 1225, al franciscano Rodinger en el cargo de confesor de la santa. El esposo de la santa le había permitido hacer un voto de obediencia al sacerdote en todo aquello que no se opusiese a su propia autoridad marital. Sin embargo la figura del Padre Conrado es muy controversial. Por un lado la protegió no permitiéndole pedir de puerta en puerta, desposeerse definitivamente de todos sus bienes, dar más que determinadas limosnas ni exponerse al contagio de la lepra y otras enfermedades. Sin embargo, según las siguientes anécdotas, era dominador y severo en extremo. 
"(Maese Conrado) probó su constancia de mil maneras, al obligarla a proceder en todo contra su voluntad", escribió más tarde Isentrudis. "Para humillarla más, la privó de aquellos de sus criados a los que mayor cariño tenía. Una de ellas fui yo, Isentrudis, a quien ella amaba; me despidió con gran pena y con muchas lágrimas. Por último, despidió también a mi compañera, Jutta, que la había servido desde la niñez y a quien ella amaba particularmente. La bendita Isabel la despidió con lágrimas y suspiros. Maese Conrado, de piadosa memoria, hizo todo esto con buena intención, para que no le hablásemos de su antigua grandeza ni la hiciésemos echar de menos el pasado. Además, la privó del consuelo que nosotros podíamos darle para que sólo Dios pudiese consolarla". En vez de sus queridas damas de compañía, Conrado le dio dos "mujeres muy rudas", encargadas de informarle de las menores desobediencias de la santa a sus mandatos. Conrado castigaba esas desobediencias con bofetadas y golpes "con una vara larga y gruesa", cuyas marcas duraban tres semanas en el cuerpo de Isabel. La santa comentó amargamente con Isentrudis: "Si yo puedo temer tanto a un hombre mortal, ¡cuánto más temible será el Señor y Juez de este mundo!"  Se dice que, aunque la santa se benefició al saber vencer los obstáculos que le ponía su confesor, pero, objetivamente, sus métodos eran injuriosos.
Cierto día, un noble húngaro fue a Marburgo y pidió que le dijesen dónde vivía la hija de su soberano, de cuyas penas había oído hablar. Al llegar al hospital, encontró a Isabel sentada, hilando, vestida con su túnica burda. El pobre hombre casi se fue de espaldas y se santiguó asombrado: "¿Quién había visto hilar a la hija de un rey?" El noble intentó llevar a Isabel a Hungría, pero la santa se negó: sus hijos, sus pobres y la tumba de su esposo estaban en Turingia y ahí quería pasar el resto de su vida. Por lo demás, le quedaban ya pocos años en la tierra. Vivían muy austeramente y trabajaba sin descanso, ya fuese en el hospital, ya en las casas de los pobres o pescando en el río a fin de ganar un poco de dinero para sus protegidos. Cuando la enfermedad le impedía hacer otra cosa, hilaba o cargaba lana. En cierta ocasión en que estaba en cama, la persona que la atendía la oyó cantar dulcemente. "Cantáis muy bien, señora", le dijo. La santa replicó: "Os voy a explicar por qué. Entre el muro y yo había un pajarito que cantaba tan alegremente que me dieron ganas de imitarlo". La víspera del día de su muerte, a media noche, entre dormida y despierta murmuró: "Es ya casi la hora en que el Señor nació en el pesebre y creó con su omnipotencia una nueva estrella. Vino a redimir el mundo, y me va a redimir a mí". Y cuando el gallo comenzó a cantar, dijo: "Es la hora en que resucitó del sepulcro y rompió las puertas del infierno, y me va a librar a mí". Santa Isabel murió al anochecer del 17 de noviembre de 1231, antes de cumplir veinticuatro años. Su cuerpo estuvo expuesto tres días en la capilla del hospicio. Ahí mismo fue sepultada y Dios obró muchos milagros por su intercesión.
Prodigiosos milagros por la intercesión de Santa Isabel
El mismo día de la muerte de la santa, a un hermano lego se le destrozó un brazo en un accidente y estaba en cama sufriendo terribles dolores. De pronto vio aparecer a Isabel en su habitación, vestida con trajes hermosísimos. El dijo: "Señora, Ud. que siempre ha vestido trajes tan pobres, ¿por qué está ahora tan hermosamente vestida?". Y ella sonriente le dijo: "Es que voy para la gloria. Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo que ya ha quedado curado". El paciente estiró el brazo que tenía totalmente destrozado, y la curación fue completa e instantánea. Dos días después de su entierro, llegó al sepulcro de la santa un monje cisterciense el cual desde hacía varios años sufría un terrible dolor al corazón y ningún médico había logrado aliviarle de su dolencia. Se arrodilló por un buen rato a rezar junto a la tumba de la santa, y de un momento a otro quedó completamente curado de su dolor y de su enfermedad.
Maese Conrado empezó a reunir testimonios acerca de su santidad, pero murió antes de que Isabel fuese canonizada, en 1235 por el Papa Gregorio IX. Al año siguiente, las reliquias de la santa fueron trasladadas a la iglesia de Santa Isabel de Marburgo, que había sido construida por Conrado, su cuñado. A la ceremonia asistieron el emperador Federico II y "una multitud tan grande, formada por gentes de diversas naciones, pueblos y lenguas, que probablemente no se había visto ni se volverá a ver en estas tierras alemanas algo semejante". La iglesia en que reposaban las reliquias de la santa fue un sitio de peregrinación hasta 1539, año en que el landgrave protestante, Felipe de Hesse, las trasladó a un sitio desconocido.
Algunos testimonios de la época: Uno de los sacerdotes de ese tiempo escribió: "Afirmo delante de Dios que raramente he visto una mujer de una actividad tan intensa, unida a una vida de oración y de contemplación tan elevada". Algunos religiosos franciscanos que la dirigían en su vida de total pobreza, afirman que varias veces, cuando ella regresaba de sus horas de oración, la vieron rodeada de resplandores y que sus ojos brillaban como luces muy resplandecientes. El emperador Federico II afirmó: "La venerable Isabel, tan amada de Dios, iluminó las tinieblas de este mundo como una estrella luminosa en la noche oscura". Santa Isabel, ruega por los matrimonios, ruega por todos nosotros, qué el Señor nos conceda el don de un gran desprendimiento para dedicar nuestra vida y nuestros bienes a ayudar a los más necesitados. 


MILAGROS DE SANTA ISABEL DE HUNGRIA


  • Cura de un niño nacido ciego 8 Abril 1232. El niño Theodoric, nacido ciego y con las órbitas completamente cerradas, recupera la vista a cinco años, mientras ora sobre la tumba de Isabel, en Marburg. Lo declara que la madre bajo juramento, lo confirman el sacerdote de la capilla Goffredo y algunos ciudadanos de Marburg, de los cuales Ermanno, Alberto y Ditmaro. Es testigo el mismo maestro Corrado, que ha comprobado en persona e interrogado a los testigos.


ü  Resurrección de un niño16 Octubre 1232. La señora Lutgarda, de la diócesis de Magonza, declara bajo juramento que su hijo de tres años murió por una enfermedad aguda. Su cuerpo yacía frío. La abuela Berteide invoco insistentemente al Señor y pide el intervento de Isabel, promete llevar cada año una precisa ofrenda a su tumba y de dar una contribución al hospital San Francesco en Marburg. En los albores del tercer día el niño comienza a respirar y comenzó a moverse. En la tarde ya hablaba. Lo confirman su madre Lutgarda, la abuela Berteide, el padre Corrado, el abuelo Anselmo y la hermana Bertheit. Ratificado por el Obispo.

ü  Cura de una niña jorobada y escrofulosa 24 Junio 1232. curación de una niña jorobada y escrufolosa (enfermedades infecciosas de la Naturaleza tuberculosa que aparece sobre todo con la ampliación de las glándulas linfaticas), de nombre Beatrice. A la edad de nueve años declara la madre Sofía bajo juramento-Beatrice fue atacada por un mal extraño en todos sus miembros. Después de dos años y medio de la enfermedad, expresó una visible joroba sobre los hombres y una escrofulosis sobre el pecho, tanto de volverla gravemente deforme y casi paralizada.
Ha lugar un peregrinaje al sepulcro de Isabel, con generosas donaciones. Pero nada! La madre Sofía protesto contra Isabel, amenazando de persuadir a los fieles de visitar su sepulcro. Y emprende el camino de regreso. Beatriz sufría mucho y sudaba frio.
Se durmió muy cansada. Cuando se despertó declaró que se le había aparecido en el sueño de una dama de cara bonita que, con sus delicadas manos, le acariciaba todo el cuerpo deformado, mientras le susurraba: "levántate y camina!". La niña se levantó temblorosa y banada de sudor. Estaba curada y sin una tracha de sus males. El grupo regresó, a la tumba, a dar las gracias a Elisabeth. Lo declaran bajo juramento la madre Sofia y el padrino Embrico. Lo confirma Guntramo (que había asistido el infierno en la casa por 7 meses), Ebordio, Corrado, Federico, Volvinio, Bertoldo y Alberto de larbach. Nosotros mismos –afirmaron los jueces eclesiásticos-escuchamos los testimonios y vimos la niña perfectamente curada.

ü  Cura de una joven paralitica 7-9 abril 1232. Cura de una joven que se volvió coja a la edad de 16 anos, el 6 de octubre de 1231. Se llamaba Bertranda di Buttigler, de la diocesis de Erbach. Bajo la invasión de la enfermedad, la joven no lograba mover sus miembros y ni siquiera a caminar. Su madre Gertrude, después del sermón del maestro Corrado di Marbug en la capilla del hospital, fue espectadora de un milagro en el sepulcro de Isabel. Pensó entonces a su hija, que habían dejado a casa. Pide a la anciana Gutta de asociarse a ella en el pedir la intercesión de Isabel. En el mismo dia, viernes santo, Bertranda comenzó a estar mejor y se recupero totalmente. Lo declara bajo juramento su madre Gertrude, lo confirman en todos los particulares el sacerdote del lugar Erkenboldo, que estaba enterado de todos los hechos. Concuerdan otros testigos, como Corrado di Buttegler y Trageboto, policía. Nosotros mismos- afirmamos los jueces eclesiásticos- hemos escuchado a los testigos y hemos visto la joven perfectamente recuperada.


ü  Cura de un joven paralitico 1-2 junio 1232. El hijo de Valter e Irmentrude, de la diócesis di Magonza, a la edad de 12 años fue invadido de una enfermedad que lo vuelve deforme y le obstaculiza en sus movimientos. había desarrollado bultos gigantes en el costado derecho, con diversos tipos de daños y tumores, hundimiento de la pelvis y de las extremidades inferiores Después de dos años, incluso sus brazos fueron perdiendo funcionalidad. Como única esperanza, programaron una peregrinación a la tumba de Isabel. El Jueves Santo estaban allí en oración. El joven comenzó a sentirse mejor. Ellos hicieron una nuevo peregrinación en el período de Pentecostés. Durante el viaje el muchacho comenzó a caminar y sentirse mejor. Llegando a Maburg toco la tumba y enseguida el brazo se curó. En el viaje de regreso el joven se curó completamente. Lo atestiguaron hasta los padres de el y los demás, como Volperto, Enrico, hartmudo, que conocieron los hechos: habían visto al joven sano, lo habían visto por anos y después lo vieron curado.

ü  Resurrección de un joven ahogado 4 julio 1232 El soldado Enrico, de la diócesis de Magonza, firmo bajo juramento que un joven de 18 anos, entrando en el rio Weltr para pescar, fue tragado por el agua bajo los ojos de todos. Algunos solo después de mucho tiempo lograron recogerlo. Lo acostaron en la barca e intentaron de hacer salir el agua de sus pulmones, metiéndolo cabeza boca abajo. No vieron ninguna señal de vida. Gritaron su esperanza a Isabel, implorando su intercesión. El joven comenzó a respirar y recupera la vida. Lo confirma bajo juramento el soldado Macardo, hermano de Enrico; lo mismo el molinero Corrado, que intervino para salvar al joven.

ü  Resurrección de un joven muerto 25 Julio 1232. La señora Lutrude de Rudene, de la diócesis de Magonza, un día se encontró con que su hijo de tres años y medio, llamado Wezelino, habia muerto de bastante tiempo. Abrazo fuerte su cuerpo, entre lamentos y lágrimas. Pidió entonces a los vecinos para ayudar a preparar el vestido para la sepultura. Sin resignarse, la madre clamó Isabel para que intercediera por él, acompañando la oración con de promesas. Al final de la tarde el niño dio señales de vida y a la medianoche estaba bien, pasaron asi cinco días! Lo afirma la madre Lutrude bajo juramento. Lo jura también Irmentrude, una de las vecinas que prestaron asistencia. Así como Corrado, de la misma aldea. Nosotros mismos-afirman los jueces eclesiásticos -hemos visto el niño vivo y perfectamente sano.

ü  Cura de joven ciego de un solo ojo 15 Junio 1232. El niño Enrico, hijo de Enrique de Gruninberch, nació normal. Pero pronto desarrollo un absceso en el ojo izquierdo. Este mal desaparece después de seis semanas, y quedó como un velo sobre su pupila, por lo que el niño no veía nada con ese ojo. El niño tenía nueve años y estaba ciego de ojo izquierdo. El Padre acompaña al niño a la tumba de Isabel con confianza y para invocar su intercesión, mientras el niño apoya la cabeza en la tumba. El velo de el ojo se dividió en dos partes y comienza a recuperar la vista. Después de 8 días el niño veía perfectamente con el ojo del que estaba ciego. El asombro de todos era grande. Lo testificó bajo juramento el padre, Hartmodo, Valter, Irmentrude y otros que fueron conscientes de los hechos.
ü  Cura de una joven cubierta de ulceras La niña Hadewige, a la edad de nueve años, fue cubierta por úlceras en el cuello, hombros, piernas, etc., de las cuales fluían mucha pus. El vestido se pegaba al cuerpo y los perros corrían a lamer sus ropas. Después de cuatro años de sufrimiento, la abuela Guta hizo votar para ir a visitar la tumba de St. Isabel y de hacer una oferta. Fueron juntos, y durante el viaje de regreso la infección comenzó a disminuir y en breve tiempo la joven se curo. Lo declararon bajo juramento la abuela Guta di bidencao, su marido berberto y otros testigos directos, Bruno, Adheleit, Diemodo, Siboto, Enrico.


Entre otros:

  • La cura de Lutgarda, de veinte años, fue curada por un mal que le torció la cara y la boca.
  • La cura de un joven de 18 años de nombre Rucherio, paralizado de las extremidades inferiores.
  • La cura de Arnoldo paralizado de una pierna.
  • La sra. Adelaide fue curada de la hidropesia.
  • La niña Iuta había sido curada por S. Isabel por una parálisis de las extremidades.
  • La cura de Vigardo, 20 años, fue curado por una parálisis a una pierna.
  • La cura de Corrado de 13 años, afectado por fuertes distorsiones y era jorobado.
  • Una semilla de guisante entrará en la oreja de la niña Matilde y permanece allí durante años con gran dolor. Los familiares ruegan a Isabel y la cura es inmediata.
  • Angelo un muchacho sufre de una creciente erosión de la nariz hacia el ojo derecho y fue curado por la Santa.
  • Sr. Enrico fue curado de fracturas múltiples, había caído de una torre.
  • Eiiwina, que se había convertido completamente ciega, fue curada por Isabel que se le aparece
  • El niño Isaac, por cuatro años sufrió de graves deformaciones (jorobado, extremidades contraídas y vista nublada), fue curado después de haber invocado con insistencia a Sta. Isabel.
  • La cura de Juan, un niño de nueve años, plagado de ulceras en las piernas, y se había vuelto cojo.
  • Enrico un niño de 4 años y medio, fue curado de un mal, que lo volvió strabico y causaba contorsión de la extremidades.
  • Ildegonda, de 14 años, que fue curada por Sta. Isabel de una severa epilepsia persistente.
  • Berta, una niña de 12 años, que fue curada por Sta. Isabel de graves hemorragias.
  • La señora Matilde curada de la completa ceguera en el ojo izquierdo gracias a la intervención de St. Isabel
  • Cura de Corrado, un niño nacido sano pero después de un año se había vuelto mudo, curvo y ulcerado.
  • Matilde una joven nueve años que había sido curada por S. Elisabetta de la ceguera de un ojo, la niña no veía desde los 7 anos.
  • Adelaide una niña de 5 anos, enferma de los ojos desde el nacimiento y se había vuelto ciega.
  • Ekehardo fue curado por Sta. Isabel de la hernia consecuencia del salto desde un vagón en el momento de la cosecha y con el tiempo se volvía mas grave.
  • Gertrude, una joven jorobada y muda, con cáncer fue curada.
  • Enrico un joven de 16 años de las úlceras que cubrieron su cuerpo por siete años.
  • Gertrude una niña afectada por ceguera en uno de los ojos fue curada.
  • Cristina una joven de 18 años fue curada por S. Isabel por ceguera en uno de los ojos, contraída a los seis años.
  • Berzela fue curada por Sta. Isabel de la ceguera contraída durante el periodo post parto y soportada por 6 años.

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