Santa Isabel de Hungría
Viuda, religiosa.
Isabel, palabra de origen hebreo que significa: "consagrada a Dios"
Fiesta: 17 de noviembre
PATRONA DE LA I.E.E.C. "SANTA ISABEL"
En breve:
Hija de Andrés, rey de Hungría, nació el año 1207; siendo aún niña, fue dada en
matrimonio a Luis, landgrave de Turingia, del que tuvo tres hijos. Vivía
entregada a la meditación de las cosas celestiales y, después de la muerte de
su esposo, abrazó la pobreza y erigió un hospital en el que ella misma servía a
los enfermos. Murió en Marburgo el año 1231.
La
vida de Santa Isabel ha sido embelesada por sus hagiógrafos con numerosos
cuentos que han llegado a conocerse como la "Leyenda Dorada". Sin
embargo los datos fundamentales son históricos y revelan la gran caridad de la
santa.
DIETRICH
de Apolda refiere en la biografía de esta santa que, una noche del verano de
1207, Klingsohr de Transilvania anunció a Herman de Turingia, que el rey Andrés
II de Hungría, primo del emperador de Alemania, acababa de tener una hija que
había de distinguirse por su santidad y contraería matrimonio con el hijo de
Herman. En efecto, esa misma noche, Andrés II y su esposa, Gertrudis de
Andech-Meran, tuvieron una hijita que nació en Presburgo (Bratislava) o en
Saros-Patak. El matrimonio profetizado por Klingsohr ofrecía grandes ventajas
políticas, por lo cual, la recién nacida Isabel fue prometida en matrimonio al
hijo mayor de Herman. Cuando la niña tenía unos cuatro años, sus padres la
enviaron al castillo de Wartburg, cerca de Eisenach, para que se educase en la
corte de Turingia con su futuro esposo. Durante su juventud, Isabel hubo de
soportar la hostilidad de algunos miembros de la corte que no apreciaban su
bondad; pero en cambio, el joven Luis se enamoró cada vez más de ella. Se
cuenta que siempre que Luis pasaba por una ciudad compraba un regalo para su
prometida. "Cuando se acercaba el momento de la llegada de Luis, Isabel
salía a su encuentro; el joven le daba el brazo amorosamente y le entregaba el
regalo que le había traído". El era un buen rey que tomó por
lema "Piedad, Pureza, Justicia".
En
1221, cuando Luis tenía veintiún años y había heredado ya de su padre la
dignidad de landgrave e Isabel tenía catorce, se celebró el matrimonio, a pesar
de que algunos habían aconsejado a Luis que hiciese volver a Isabel a Hungría,
pues la unión no les convenía. El joven declaró que estaba dispuesto a perder
una montaña de oro antes que la mano de Isabel. Según los cronistas, Isabel era
hermosa, elegante, morena, seria, modesta, bondadosa en sus palabras, fervorosa
en la oración, muy generosa con los pobres y llena siempre de bondad y de amor
divino". Se dice también que era modesta, prudente, paciente y leal. Su
pueblo la amaba.
El
día de su boda, la joven Duquesa no quiso ir a la iglesia adornada con los
preciosos collares de su rango: "¿Cómo podría -dijo cándidamente- llevar
una corona tan preciosa ante un Rey coronado de espinas?".
La
vida de matrimonio de la santa sólo duró seis años que fueron calificados por
un escritor inglés de "idilio de arrebatado amor, de ardor místico, de
felicidad casi infantil, como rara vez se encuentra en las novelas que se leen
ni en la experiencia humana". La joven reina descubrió profundamente
el sentido del sacramento del matrimonio que está en poner a Dios primero de
manera que el amor conyugal se nutra de Cristo y manifieste a Cristo.
"Si yo amo tanto a una criatura mortal - le confiaba la joven reina a su
amiga Isentrude-, ¿cómo no debería amar al Señor inmortal, dueño de mi
alma?".
Dios
concedió tres hijos a la pareja: A los quince años, en el año 1222, Isabel tuvo
a su primogénito, Herman quien murió a los diecinueve años. A los 17 años
de edad, Isabel tuvo una niña (Sofía) y a los 20 otra niña que nació tres
semanas después de haber perdido a su esposo, quien muriera en una cruzada a la
que se había unido con entusiasmo juvenil. Sofía, que fue más tarde duquesa de
Brabante y la Beata Gertrudis de Aldenburg. A diferencia de otros esposos de
santas, Luis no puso obstáculo alguno a las obras de caridad de Isabel, a su
vida sencilla y mortificada, ni a sus largas oraciones. Una de las damas de
compañía de Isabel escribió: "Mi señora se levanta a orar por la noche y
mi señor la tiene por la mano, como si temiera que eso le haga daño y le
suplica que no abuse de sus fuerzas y que vuelva a descansar.
La
liberalidad de Isabel era tan grande, que en algunas ocasiones provocó graves
críticas. En 1225, el hambre se dejó sentir en aquella región de Alemania, y la
santa acabó con todo su dinero y con el grano que había almacenado en su casa
para socorrer a los más necesitados. El landgrave estaba entonces ausente.
Cuando volvió, algunos de sus empleados se quejaron de la liberalidad de Santa
Isabel. Luis preguntó si su esposa había vendido alguno de sus dominios y ellos
le respondieron que no. Entonces el landgrave declaró: "Sus liberalidades
atraerán sobre nosotros la misericordia divina. Nada nos faltará mientras le
permitamos socorrer así a los pobres".
El
castillo de Wartburg se levantaba sobre una colina muy empinada, a la que no
podían subir los inválidos. (La colina se llamaba "Rompe-rodillas").
Así pues, Santa Isabel construyó un hospital al pie del monte, y solía ir allá
a dar de comer a los inválidos con sus propias manos, a hacerles la cama y a
asistirlos en medio de los calores más abrumadores del verano. Además
acostumbraba pagar la educación de los niños pobres, especialmente de los
huérfanos. Fundó también otro hospital en el que se atendía a veintiocho
personas y, diariamente alimentaba a novecientos pobres en su castillo, sin
contar a los que ayudaba en otras partes de sus dominios. Por lo tanto, puede
decirse con verdad que sus bienes eran el patrimonio de los pobres. Sin
embargo, la caridad de la santa no era indiscreta. Por ejemplo, en vez de
favorecer la ociosidad entre los que podían trabajar, les procuraba tareas
adaptadas a sus fuerzas y habilidades.
Por
entonces se predicó en Europa una nueva cruzada, y Luis de Turingia tomó el
manto marcado con la cruz. El día de San Juan Bautista, se separó de Santa
Isabel y fue a reunirse con el emperador Federico II en Apulia. El 11 de
septiembre de ese mismo año murió en Otranto, víctima de la peste. La noticia
no llegó a Alemania sino hasta el mes de octubre, cuando acababa de nacer su
segunda hija. La suegra de Santa Isabel, para darle la funesta noticia en forma
menos violenta, le habló vagamente de "lo que había acontecido" a su
esposo y de "la voluntad de Dios". La santa entendió mal y dijo:
"Si está preso, con la ayuda de Dios y de nuestros amigos conseguiremos
ponerlo en libertad". Cuando le explicaron que no estaba preso sino que
había muerto, la santa exclamó: "El mundo y cuanto había de alegre en el
mundo está muerto para mí".
Lo
que sucedió después es bastante oscuro. Según el testimonio de Isentrudis, una
de sus damas de compañía, Enrique, el cuñado de Santa Isabel, que era el tutor
de su único hijo, echó fuera del castillo a la santa, a sus hijos y a dos
criados, para apoderarse del gobierno. Se cuentan muchos detalles de la forma
degradante en que la santa fue tratada, hasta que su tía Matilde, abadesa de
Kitzingen, la sacó de Eisenach. Unos afirman que fue despojada de su casa de
Marburgo de Hesse, y otros que abandonó voluntariamente el castillo de
Wartburg. Desde Kitzingen fue a visitar a su tío Eckemberto, obispo de
Bamberga, quien puso a su disposición su castillo de Pottenstein. La santa se
trasladó allá con su hijo Herman y su hijita de brazos, dejando a Sofía al
cuidado de las religiosas de Kitzingen. Eckemberto, movido por la ambición,
proyectaba un nuevo matrimonio, pero Santa Isabel se negó absolutamente, pues
antes de la partida de su esposo a la Cruzada se habían prometido mutuamente no
volver a casarse. A principios de 1228, se trasladó el cadáver de Luis a
Alemania para sepultarlo en la iglesia abacial de Reinhardsbrunn. Los
parientes de Santa Isabel le proporcionaron lo necesario para vivir. El viernes
Santo de ese año, la viuda renunció formalmente al mundo en la iglesia de los
franciscanos de Eisenach. Más tarde, tomó el hábito de la Tercera Orden de San
Francisco.
Los
frailes menores habían inculcado a Santa Isabel un espíritu de pobreza que en
sus años de Langravina no podía practicar plenamente. Ahora, sus hijos tenían
todo lo necesario y la santa se vio obligada a abandonar Marburgo y a vivir en
Wehrda, en una cabaña, a orillas del río Lahn. Más tarde, construyó una casita
en las afueras de Marburgo y ahí fundó una especie de hospital para los
enfermos, los ancianos y los pobres y se consagró enteramente a su servicio.
En
sacerdote Maese Conrado de Marburgo tuvo gran influencia sobre la santa. Dicho
sacerdote había sustituido, desde 1225, al franciscano Rodinger en el cargo de
confesor de la santa. El esposo de la santa le había permitido hacer un voto de
obediencia al sacerdote en todo aquello que no se opusiese a su propia
autoridad marital. Sin embargo la figura del Padre Conrado es muy
controversial. Por un lado la protegió no permitiéndole pedir de puerta en
puerta, desposeerse definitivamente de todos sus bienes, dar más que
determinadas limosnas ni exponerse al contagio de la lepra y otras
enfermedades. Sin embargo, según las siguientes anécdotas, era dominador y severo
en extremo.
"(Maese
Conrado) probó su constancia de mil maneras, al obligarla a proceder en todo
contra su voluntad", escribió más tarde Isentrudis. "Para humillarla
más, la privó de aquellos de sus criados a los que mayor cariño tenía. Una de
ellas fui yo, Isentrudis, a quien ella amaba; me despidió con gran pena y con
muchas lágrimas. Por último, despidió también a mi compañera, Jutta, que la
había servido desde la niñez y a quien ella amaba particularmente. La bendita
Isabel la despidió con lágrimas y suspiros. Maese Conrado, de piadosa memoria,
hizo todo esto con buena intención, para que no le hablásemos de su antigua
grandeza ni la hiciésemos echar de menos el pasado. Además, la privó del
consuelo que nosotros podíamos darle para que sólo Dios pudiese
consolarla". En vez de sus queridas damas de compañía, Conrado le dio dos
"mujeres muy rudas", encargadas de informarle de las menores
desobediencias de la santa a sus mandatos. Conrado castigaba esas
desobediencias con bofetadas y golpes "con una vara larga y gruesa",
cuyas marcas duraban tres semanas en el cuerpo de Isabel. La santa comentó
amargamente con Isentrudis: "Si yo puedo temer tanto a un hombre mortal,
¡cuánto más temible será el Señor y Juez de este mundo!" Se dice que,
aunque la santa se benefició al saber vencer los obstáculos que le ponía su
confesor, pero, objetivamente, sus métodos eran injuriosos.
Cierto
día, un noble húngaro fue a Marburgo y pidió que le dijesen dónde vivía la hija
de su soberano, de cuyas penas había oído hablar. Al llegar al hospital,
encontró a Isabel sentada, hilando, vestida con su túnica burda. El pobre
hombre casi se fue de espaldas y se santiguó asombrado: "¿Quién había
visto hilar a la hija de un rey?" El noble intentó llevar a Isabel a
Hungría, pero la santa se negó: sus hijos, sus pobres y la tumba de su esposo
estaban en Turingia y ahí quería pasar el resto de su vida. Por lo demás, le
quedaban ya pocos años en la tierra. Vivían muy austeramente y trabajaba sin
descanso, ya fuese en el hospital, ya en las casas de los pobres o pescando en
el río a fin de ganar un poco de dinero para sus protegidos. Cuando la
enfermedad le impedía hacer otra cosa, hilaba o cargaba lana. En cierta ocasión
en que estaba en cama, la persona que la atendía la oyó cantar dulcemente.
"Cantáis muy bien, señora", le dijo. La santa replicó: "Os voy a
explicar por qué. Entre el muro y yo había un pajarito que cantaba tan
alegremente que me dieron ganas de imitarlo". La víspera del día de su
muerte, a media noche, entre dormida y despierta murmuró: "Es ya casi la
hora en que el Señor nació en el pesebre y creó con su omnipotencia una nueva
estrella. Vino a redimir el mundo, y me va a redimir a mí". Y cuando el
gallo comenzó a cantar, dijo: "Es la hora en que resucitó del sepulcro y
rompió las puertas del infierno, y me va a librar a mí". Santa Isabel
murió al anochecer del 17 de noviembre de 1231, antes de cumplir veinticuatro
años. Su cuerpo estuvo expuesto tres días en la capilla del hospicio. Ahí mismo
fue sepultada y Dios obró muchos milagros por su intercesión.
Prodigiosos
milagros por la intercesión de Santa Isabel
El
mismo día de la muerte de la santa, a un hermano lego se le destrozó un brazo
en un accidente y estaba en cama sufriendo terribles dolores. De pronto vio
aparecer a Isabel en su habitación, vestida con trajes hermosísimos. El dijo:
"Señora, Ud. que siempre ha vestido trajes tan pobres, ¿por qué está ahora
tan hermosamente vestida?". Y ella sonriente le dijo: "Es que voy
para la gloria. Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo que ya ha
quedado curado". El paciente estiró el brazo que tenía totalmente
destrozado, y la curación fue completa e instantánea. Dos días después de su
entierro, llegó al sepulcro de la santa un monje cisterciense el cual desde
hacía varios años sufría un terrible dolor al corazón y ningún médico había
logrado aliviarle de su dolencia. Se arrodilló por un buen rato a rezar junto a
la tumba de la santa, y de un momento a otro quedó completamente curado de su
dolor y de su enfermedad.
Maese
Conrado empezó a reunir testimonios acerca de su santidad, pero murió antes de
que Isabel fuese canonizada, en 1235 por el Papa Gregorio IX. Al año siguiente,
las reliquias de la santa fueron trasladadas a la iglesia de Santa Isabel de
Marburgo, que había sido construida por Conrado, su cuñado. A la ceremonia
asistieron el emperador Federico II y "una multitud tan grande, formada
por gentes de diversas naciones, pueblos y lenguas, que probablemente no se
había visto ni se volverá a ver en estas tierras alemanas algo semejante".
La iglesia en que reposaban las reliquias de la santa fue un sitio de
peregrinación hasta 1539, año en que el landgrave protestante, Felipe de Hesse,
las trasladó a un sitio desconocido.
Algunos
testimonios de la época: Uno de los sacerdotes de ese tiempo escribió:
"Afirmo delante de Dios que raramente he visto una mujer de una actividad
tan intensa, unida a una vida de oración y de contemplación tan elevada".
Algunos religiosos franciscanos que la dirigían en su vida de total pobreza, afirman
que varias veces, cuando ella regresaba de sus horas de oración, la vieron
rodeada de resplandores y que sus ojos brillaban como luces muy
resplandecientes. El emperador Federico II afirmó: "La venerable Isabel,
tan amada de Dios, iluminó las tinieblas de este mundo como una estrella
luminosa en la noche oscura". Santa Isabel, ruega por los matrimonios,
ruega por todos nosotros, qué el Señor nos conceda el don de un gran
desprendimiento para dedicar nuestra vida y nuestros bienes a ayudar a los más
necesitados.
MILAGROS DE SANTA ISABEL DE HUNGRIA
- Cura de un niño nacido ciego 8 Abril 1232. El niño
Theodoric, nacido ciego y con las órbitas completamente cerradas, recupera la
vista a cinco años, mientras ora sobre la tumba de Isabel, en Marburg. Lo
declara que la madre bajo juramento, lo confirman el sacerdote de la capilla
Goffredo y algunos ciudadanos de Marburg, de los cuales Ermanno, Alberto y
Ditmaro. Es testigo el mismo maestro Corrado, que ha comprobado en persona e
interrogado a los testigos.
ü Resurrección de un niño16 Octubre 1232. La señora
Lutgarda, de la diócesis de Magonza, declara bajo juramento que su hijo de tres
años murió por una enfermedad aguda. Su cuerpo yacía frío. La abuela Berteide
invoco insistentemente al Señor y pide el intervento de Isabel, promete llevar
cada año una precisa ofrenda a su tumba y de dar una contribución al hospital
San Francesco en Marburg. En los albores del tercer día el niño comienza a
respirar y comenzó a moverse. En la tarde ya hablaba. Lo confirman su madre
Lutgarda, la abuela Berteide, el padre Corrado, el abuelo Anselmo y la hermana
Bertheit. Ratificado por el Obispo.
ü Cura de una niña jorobada y escrofulosa 24 Junio 1232.
curación de una niña jorobada y escrufolosa (enfermedades infecciosas de la
Naturaleza tuberculosa que aparece sobre todo con la ampliación de las
glándulas linfaticas), de nombre Beatrice. A la edad de nueve años declara la
madre Sofía bajo juramento-Beatrice fue atacada por un mal extraño en todos sus
miembros. Después de dos años y medio de la enfermedad, expresó una visible
joroba sobre los hombres y una escrofulosis sobre el pecho, tanto de volverla
gravemente deforme y casi paralizada.
Ha lugar un peregrinaje al sepulcro de Isabel, con generosas donaciones. Pero
nada! La madre Sofía protesto contra Isabel, amenazando de persuadir a los
fieles de visitar su sepulcro. Y emprende el camino de regreso. Beatriz sufría
mucho y sudaba frio.
Se durmió muy cansada. Cuando se despertó declaró que se le había aparecido en
el sueño de una dama de cara bonita que, con sus delicadas manos, le acariciaba
todo el cuerpo deformado, mientras le susurraba: "levántate y
camina!". La niña se levantó temblorosa y banada de sudor. Estaba curada y
sin una tracha de sus males. El grupo regresó, a la tumba, a dar las gracias a
Elisabeth. Lo declaran bajo juramento la madre Sofia y el padrino Embrico. Lo
confirma Guntramo (que había asistido el infierno en la casa por 7 meses),
Ebordio, Corrado, Federico, Volvinio, Bertoldo y Alberto de larbach. Nosotros
mismos –afirmaron los jueces eclesiásticos-escuchamos los testimonios y vimos
la niña perfectamente curada.
ü Cura de una joven paralitica 7-9 abril 1232. Cura de
una joven que se volvió coja a la edad de 16 anos, el 6 de octubre de 1231. Se
llamaba Bertranda di Buttigler, de la diocesis de Erbach. Bajo la invasión de
la enfermedad, la joven no lograba mover sus miembros y ni siquiera a caminar.
Su madre Gertrude, después del sermón del maestro Corrado di Marbug en la
capilla del hospital, fue espectadora de un milagro en el sepulcro de Isabel.
Pensó entonces a su hija, que habían dejado a casa. Pide a la anciana Gutta de
asociarse a ella en el pedir la intercesión de Isabel. En el mismo dia, viernes
santo, Bertranda comenzó a estar mejor y se recupero totalmente. Lo declara
bajo juramento su madre Gertrude, lo confirman en todos los particulares el
sacerdote del lugar Erkenboldo, que estaba enterado de todos los hechos.
Concuerdan otros testigos, como Corrado di Buttegler y Trageboto, policía.
Nosotros mismos- afirmamos los jueces eclesiásticos- hemos escuchado a los
testigos y hemos visto la joven perfectamente recuperada.
ü Cura de un joven paralitico 1-2 junio 1232. El hijo de
Valter e Irmentrude, de la diócesis di Magonza, a la edad de 12 años fue
invadido de una enfermedad que lo vuelve deforme y le obstaculiza en sus
movimientos. había desarrollado bultos gigantes en el costado derecho, con
diversos tipos de daños y tumores, hundimiento de la pelvis y de las extremidades
inferiores Después de dos años, incluso sus brazos fueron perdiendo
funcionalidad. Como única esperanza, programaron una peregrinación a la tumba
de Isabel. El Jueves Santo estaban allí en oración. El joven comenzó a sentirse
mejor. Ellos hicieron una nuevo peregrinación en el período de Pentecostés.
Durante el viaje el muchacho comenzó a caminar y sentirse mejor. Llegando a
Maburg toco la tumba y enseguida el brazo se curó. En el viaje de regreso el
joven se curó completamente. Lo atestiguaron hasta los padres de el y los
demás, como Volperto, Enrico, hartmudo, que conocieron los hechos: habían visto
al joven sano, lo habían visto por anos y después lo vieron curado.
ü Resurrección de un joven ahogado 4 julio 1232 El
soldado Enrico, de la diócesis de Magonza, firmo bajo juramento que un joven de
18 anos, entrando en el rio Weltr para pescar, fue tragado por el agua bajo los
ojos de todos. Algunos solo después de mucho tiempo lograron recogerlo. Lo
acostaron en la barca e intentaron de hacer salir el agua de sus pulmones,
metiéndolo cabeza boca abajo. No vieron ninguna señal de vida. Gritaron su
esperanza a Isabel, implorando su intercesión. El joven comenzó a respirar y
recupera la vida. Lo confirma bajo juramento el soldado Macardo, hermano de
Enrico; lo mismo el molinero Corrado, que intervino para salvar al joven.
ü Resurrección de un joven muerto 25 Julio 1232. La
señora Lutrude de Rudene, de la diócesis de Magonza, un día se encontró con que
su hijo de tres años y medio, llamado Wezelino, habia muerto de bastante
tiempo. Abrazo fuerte su cuerpo, entre lamentos y lágrimas. Pidió entonces a
los vecinos para ayudar a preparar el vestido para la sepultura. Sin
resignarse, la madre clamó Isabel para que intercediera por él, acompañando la
oración con de promesas. Al final de la tarde el niño dio señales de vida y a
la medianoche estaba bien, pasaron asi cinco días! Lo afirma la madre Lutrude
bajo juramento. Lo jura también Irmentrude, una de las vecinas que prestaron
asistencia. Así como Corrado, de la misma aldea. Nosotros mismos-afirman los
jueces eclesiásticos -hemos visto el niño vivo y perfectamente sano.
ü Cura de joven ciego de un solo ojo 15 Junio 1232. El
niño Enrico, hijo de Enrique de Gruninberch, nació normal. Pero pronto
desarrollo un absceso en el ojo izquierdo. Este mal desaparece después de seis
semanas, y quedó como un velo sobre su pupila, por lo que el niño no veía nada
con ese ojo. El niño tenía nueve años y estaba ciego de ojo izquierdo. El Padre
acompaña al niño a la tumba de Isabel con confianza y para invocar su
intercesión, mientras el niño apoya la cabeza en la tumba. El velo de el ojo se
dividió en dos partes y comienza a recuperar la vista. Después de 8 días el
niño veía perfectamente con el ojo del que estaba ciego. El asombro de todos era
grande. Lo testificó bajo juramento el padre, Hartmodo, Valter, Irmentrude y
otros que fueron conscientes de los hechos.
ü Cura de una joven cubierta de ulceras La niña
Hadewige, a la edad de nueve años, fue cubierta por úlceras en el cuello,
hombros, piernas, etc., de las cuales fluían mucha pus. El vestido se pegaba al
cuerpo y los perros corrían a lamer sus ropas. Después de cuatro años de
sufrimiento, la abuela Guta hizo votar para ir a visitar la tumba de St. Isabel
y de hacer una oferta. Fueron juntos, y durante el viaje de regreso la
infección comenzó a disminuir y en breve tiempo la joven se curo. Lo declararon
bajo juramento la abuela Guta di bidencao, su marido berberto y otros testigos
directos, Bruno, Adheleit, Diemodo, Siboto, Enrico.
Entre otros:
- La cura
de Lutgarda, de veinte años, fue curada por un mal que le torció la cara y
la boca.
- La cura
de un joven de 18 años de nombre Rucherio, paralizado de las extremidades
inferiores.
- La cura
de Arnoldo paralizado de una pierna.
- La sra.
Adelaide fue curada de la hidropesia.
- La niña
Iuta había sido curada por S. Isabel por una parálisis de las
extremidades.
- La cura
de Vigardo, 20 años, fue curado por una parálisis a una pierna.
- La cura
de Corrado de 13 años, afectado por fuertes distorsiones y era jorobado.
- Una
semilla de guisante entrará en la oreja de la niña Matilde y permanece
allí durante años con gran dolor. Los familiares ruegan a Isabel y la cura
es inmediata.
- Angelo
un muchacho sufre de una creciente erosión de la nariz hacia el ojo derecho
y fue curado por la Santa.
- Sr.
Enrico fue curado de fracturas múltiples, había caído de una torre.
- Eiiwina,
que se había convertido completamente ciega, fue curada por Isabel que se
le aparece
- El niño
Isaac, por cuatro años sufrió de graves deformaciones (jorobado,
extremidades contraídas y vista nublada), fue curado después de haber
invocado con insistencia a Sta. Isabel.
- La cura
de Juan, un niño de nueve años, plagado de ulceras en las piernas, y se
había vuelto cojo.
- Enrico
un niño de 4 años y medio, fue curado de un mal, que lo volvió strabico y
causaba contorsión de la extremidades.
- Ildegonda,
de 14 años, que fue curada por Sta. Isabel de una severa epilepsia
persistente.
- Berta,
una niña de 12 años, que fue curada por Sta. Isabel de graves hemorragias.
- La
señora Matilde curada de la completa ceguera en el ojo izquierdo gracias a
la intervención de St. Isabel
- Cura de
Corrado, un niño nacido sano pero después de un año se había vuelto mudo,
curvo y ulcerado.
- Matilde
una joven nueve años que había sido curada por S. Elisabetta de la ceguera
de un ojo, la niña no veía desde los 7 anos.
- Adelaide
una niña de 5 anos, enferma de los ojos desde el nacimiento y se había
vuelto ciega.
- Ekehardo
fue curado por Sta. Isabel de la hernia consecuencia del salto desde un
vagón en el momento de la cosecha y con el tiempo se volvía mas grave.
- Gertrude,
una joven jorobada y muda, con cáncer fue curada.
- Enrico
un joven de 16 años de las úlceras que cubrieron su cuerpo por siete años.
- Gertrude
una niña afectada por ceguera en uno de los ojos fue curada.
- Cristina
una joven de 18 años fue curada por S. Isabel por ceguera en uno de los
ojos, contraída a los seis años.
- Berzela
fue curada por Sta. Isabel de la ceguera contraída durante el periodo post
parto y soportada por 6 años.