EL TRABAJO Y LA REALIZACIÓN DEL HOMBRE
El hombre ha sido creado para
trabajar
1. “El trabajo humano procede directamente de personas creadas a
imagen de Dios y llamadas a prolongar, unidas y para mutuo beneficio, la obra
de la creación, dominando la tierra. El trabajo es, por tanto, un deber: "Si
alguno no quiere trabajar, que tampoco coma”. El trabajo honra los dones
del Creador y los talentos recibidos. Puede ser también redentor. Soportando el
peso del trabajo, en unión con Jesús, el carpintero de Nazaret y el crucificado
del Calvario, el hombre colabora en cierta manera con el Hijo de Dios en su
obra redentora. Se muestra como discípulo de Cristo llevando la Cruz cada día,
en la actividad que está llamado a realizar. El trabajo puede ser un medio de
santificación y de animación de las realidades terrenas en el espíritu de
Cristo.”
2. “En el trabajo, la persona ejerce y aplica una parte de las
capacidades inscritas en su naturaleza. El valor primordial del trabajo
pertenece al hombre mismo, que es su autor y su destinatario. El trabajo es
para el hombre y no el hombre para el trabajo.”[10]
La
Biblia (Gén. 1,28) registra la vida de un pueblo trabajador por excelencia.
Desde la perspectiva teológica el trabajo es un quehacer creativo con el
propósito de obtener el beneficio necesario, tanto en lo personal como en lo
familiar. Dios mismo realiza un trabajo creativo en todo lo que significa la
creación (Gén. 1:1ss). Más aún, el primer mandato a Adán y Eva es trabajar
(Gén. 1:28) en armonía con la creación. Es el Dios Creador quien hace
copartícipe al ser humano de su obra creadora para que esta perdure por
siempre. En el Nuevo Testamento el trabajo también adquiere importancia. Jesús
mismo trabajó por reino de los cielos. Los apóstoles y demás discípulos también
siguen esta línea del quehacer creador; es decir el trabajo.
El trabajo en sí no es una maldición, tal como se interpreta en Gén. 3:17-19, sino que es una tarea creadora. Lamentablemente, después de la caída de Adán y Eva, el trabajo será en adelante con dolor. En el proceso del trabajar seis días, el descanso es un día de reposo, con el fin de reponer fuerzas y reservado para Dios. Él lo bendijo y lo santificó (Gén. 2:1-3). Dios mismo después de trabajar arduamente en el proceso de la Creación, descansó en el séptimo día. Dios nos ha dado a cada de nosotros esa capacidad creadora para obtener algún beneficio del mismo, de modo, que todos debemos tener esas oportunidad de generar el beneficio necesario para nuestro propio bien y el de nuestra familia. Nada cae del cielo, todo se logra en base de esfuerzo creativo. Esa capacidad creadora es al final de cuentas una gran bendición de nuestro Creador. Sin embargo, hay un día que es nuestra ofrenda a Dios y en ese día debemos alabarlo y rendirle culto. Lamentablemente este último aspecto ha sido obviado por el ser humano en los días de hoy.
EL HOMBRE LLAMADO A LA SANTIDAD
¿QUE SIGNIFICA LA PALABRA SANTIDAD?
U Santo: significa APARTADO, SEPARADO, LIBRE DE CULPA
Y EN PAZ.
U Santidad: Es la actitud de permanecer en ese
estado, de separación, apartado del pecado y por tanto es estar consagrado a
Dios y nuestra conducta debe ser de acuerdo a este principio es decir, separado
de las concupiscencias del mundo y del pecado
U Santificación: Es buscar diariamente la santidad en
nuestra vida de peregrinaje.
“Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida,
son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la
caridad”.
Todos estamos
llamados a la santidad: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto”.[1] Si queremos corresponder a la llamada universal a la santidad,
debemos poner empeño en ser piadosos, con un plan concreto de oraciones y
devociones que nos llevará, sin darnos cuenta, a tener una vida contemplativa.
à“Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al
SEÑOR” (Hebreos 12:14)
La
conducta santa destacará nuestro testimonio, mientras que la conducta mundana
lo minará. “Vosotros sois
la luz del mundo … Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro PADRE que está en los cielos …
” (Mateo 5:14-16)
“Los laicos,
entregados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, están maravillosamente
llamados y preparados para producir siempre los frutos más abundantes del
Espíritu.
Vida de
Oración
Conviene orar en
todo tiempo y no desfallecer
1. “Si Dios es para nosotros vida, no debe extrañarnos que nuestra existencia
de cristianos haya de estar entretejida en oración. Pero no penséis que la
oración es un acto que se cumple y luego se abandona.
2. “Aprendemos a orar en ciertos momentos escuchando la palabra del
Señor y participando en su Misterio Pascual; pero, en todo tiempo, en los
acontecimientos de cada día, su Espíritu se nos ofrece para que brote la
oración.
Vida de
sacrificio
Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame
1. “El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin
renuncia y sin combate espiritual. El progreso espiritual implica la lucha y la
mortificación, que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las
bienaventuranzas:
2. “Oigamos al Señor, que nos dice: quien es fiel en lo poco, también lo es
en lo mucho, y quien es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho.
CONCLUSIÓN
Podemos definir entonces que la santidad es estar
apartado y separado para Dios en consagración y una vida dedicada a el. Debemos
cada día separarnos del pecado de la carne, de Satanás, siendo además un requisito
fundamental en nuestra conducta de vida como cristianos hasta el día de nuestra
muerte física (si Dios lo determina así).
El estar en este camino de santificación, nos llevara a una vida exitosa, con bendiciones y honra de parte Dios como premio a su obediencia cumpliendo así su voluntad “nuestra santificación” siendo además de esta manera el medio por el cual un día veremos a nuestro señor Jesucristo.
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